La cerveza Rosa Blanca se elabora con los ingredientes tradicionales de una cerveza lager: malta de cebada, maíz, arroz y lúpulo. De esta manera se crea una cerveza de cuerpo equilibrado y gran cremosidad con notas de cereales poco tostados.
Al final del proceso de elaboración, durante la fase de maduración de la cerveza, se añade el lúpulo de la variedad Citra. Se incorpora en frío, entre 0 y 1 grados, para extraer los aromas afrutados y notas cítricas características de esta variedad, pero no su amargor.
Para su maridaje, el toque afrutado de Rosa Blanca suaviza las notas ácidas de tapas como escabeches, aceitunas y de aperitivos con toques avinagrados.
Gracias a su frescor, es una cerveza que también acompaña perfectamente la gastronomía de interior, ya que equilibra las elaboraciones a base de carnes y las salsas especiadas. Sus notas tostadas combinan a la perfección con panes y masas horneadas.